top of page
Foto del escritorAnnavi Salom

MUJERES CREADORAS A LO LARGO DE LA HISTORIA


''Modelar el barro se considera de mucho talento y anti-femenino, mientras que modelar malamente la cera o la miga de pan es una ocupación enteramente femenina''... (Citado en PARKER, Roszika: The suversive Stitch, The Women's Press Ltd. London, 1984, P. 46)

En la Edad Media, existían grandes desigualdades entre hombres y mujeres, así como rígidas divisiones sociales que condicionaban el estilo de vida, especialmente el de la mujer, que vivía relegada al hogar y sujeta económicamente al hombre (que podía ser el padre, marido, hermanos, etc.) Esta desigualdad económica afectaba incluso a las mujeres de la clase alta.

A lo largo de la historia muchas mujeres llevaron a cabo una vida de trabajo con afán de superación y, a pesar de las dificultades que encontraron en el camino, mantuvieron la personalidad y el carácter. ¿Por qué algunas han sido enterradas en el olvido? Es importante que no sólo los estudiosos e investigadores recuerden a estas mujeres a quienes la naturaleza colmó con dotes del intelecto y voluntad, el público en general también debe conocer las obras que éstas dejaron para la posteridad.

Desde el siglo XI hasta finales del XVII, a pesar de ser una época tan oscura, hubo una expansión de creatividad por parte de las mujeres que realizaron una labor cargada de dificultades en todos los órdenes de la vida y la sociedad de su tiempo. Estas damas valientes y lúcidas no se limitaron a actuar sino que, antes de hacerlo, entendieron que había que indagar, buscar y atreverse a aceptar lo que la razón y el entendimiento les mostraban.

Son cientos de miles las mujeres olvidadas que el poder y, con él, la sociedad de cualquier país han ninguneado hasta hacerlas desaparecer e impedirles perpetuarse en la memoria colectiva. Las obligaron en vida a la obediencia a esa autoritaria voluntad y, con un trabajo concienzudo que no ha cesado a través de los siglos, incrustaron en la mente y el corazón de las mujeres, la convicción de que no había otro camino para ellas que el que mandaban y defendían las leyes. Así consiguieron que muchas renunciaran a sus ideas y descabalgaron a las que se alejaron del orden establecido del lugar donde hoy tendríamos que encontrarlas: los anaqueles de libros en librerías y fundaciones, los fondos de las bibliotecas, las investigaciones sobre cualquier disciplina del presente y del pasado, desde la literatura hasta la ciencia pasando por cualquier actividad creativa a la que la mujer olvidada hubiera dedicado su vocación y su vida.

''En cuanto una mujer se aparta del camino normal que ha sido trazado para ella, se convierte en una especie de monstruo...'' —Madame de Genlis

La presencia femenina en el mundo de la creación no fue tan escasa como los libros de tantos historiadores críticos o biógrafos nos han hecho tradicionalmente creer. En las últimas décadas, al menos desde 1970, numerosos estudios han empezado a revelar que el número de pintoras, escultoras, dramaturgas, poetas, ensayistas, novelistas o compositoras que han existido en la historia ha sido mucho mayor de lo que siempre nos habían contado. Y mucho más importante por la calidad de sus trabajos.

Hay algo que diferencia de manera radical el mundo creativo masculino y el femenino: las condiciones en las que ese trabajo se desarrolla, en las que se ha desarrollado históricamente. Por supuesto, la vida de los artistas, en cualquier campo, nunca ha sido fácil: hace falta un talento del que muy pocos gozan, una preparación ardua, una feroz resistencia y capacidad de lucha para instalarse en eso que, por entendernos, podemos llamar ''el mercado'', sea tanto el de las élites de mecenas de las artes del pasado como de los más o menos numerosos compradores de libros del presente. A todo eso se añade, por supuesto, el factor suerte que, digan lo que digan, existe. Y el hecho intangible, pero real, de que a menudo las personas creativas tienen un temperamento poco común —si es que existe lo común en eso del temperamento—, una sensibilidad exacerbada en lo bueno y en lo malo. Eso es así, con todos los matices que se quiera, para la inmensa mayoría de los seres que un día deciden entregar su vida a la pintura, la poesía o la música, entre otros. Siempre ha habido algo de heroicidad en ese esfuerzo, y las biografías de los creadores lo ponen de relieve una y otra vez. En el caso de las mujeres, a todas esas dificultades habituales se ha unido durante siglos la lucha terrible y casi siempre solitaria por salirse de lo previsto, por escapar a las normas de lo decente, por hacerse un hueco en mundos casi exclusivamente masculinos.

Estos son algunos nombres que iluminaron un territorio de oscuridad y silencio en el entorno Europeo: Sofonisba Anguissola, que había pintado ''algo'' para el rey Felipe II; Artemisa Gentileschi, la ''hija violada'' del gran Orazio; Luisa Roldán, escultora de cámara de Carlos II, o Elisabeth Vigée-Lebrun, retratista de María Antonieta. Ellas —y muy pocas más—eran las únicas presencias femeninas, desvaídas y temblorosas, como pétalos marchitos de delicadas rosas de porcelana, en medio de un esplendoroso bosque lleno de hombres pletóricos de talento, fuerza y creatividad.

Durante la segunda mitad del siglo XIX florecieron otras pintoras en el entorno de los impresionistas: Mary Cassatt, Berthe Morisot, Eva Gonzales. Algunas artistas de las vanguardias y del informalismo fueron: Suzanne Valadon, Natalia Goncharova, Sonia Delaunay, María Blanchard, Georgia O'Keeffe y María Helena Vieira da Silva.

Sofonisba Anguissola
Sofonisba Anguissola
Artemisa Gentileschi
Luisa Roldán
Elisabeth Vigée-Lebrun
Mary Cassatt
Berthe Morisot
Eva Gonzales
Suzanne Valadon
Natalia Goncharova
Sonia Delaunay
María Blanchard
Georgia O'Keeffe
María Helena Vieira da Silva
¡Oh, figura femenina, cuán gloriosa eres! —Hildegarda de Bingen

Virginia Woolf proponía a sus coetáneas que fueran a lanzar flores sobre la tumba de la barroca Aphra Behn por haber sido capaz de enseñarles que sus mentes tenían derecho a expresarse. Todas las mujeres que amamos o practicamos alguna forma de arte somos herederas y deudoras de una larga saga de novelistas, poetas, ensayistas, músicas, dramaturgas, pintoras y escultoras. ¡Debemos dar las gracias a tantas mujeres creadoras por el ejemplo de valor y libertad!

Fuente: ''Las Olvidadas: Una historia de mujeres creadoras'' de Ángeles Caso




32 visualizaciones0 comentarios

Comments


bottom of page