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Foto del escritorAnnavi Salom

ORIGEN Y DESARROLLO DE LA ILUMINACIÓN (PARTE I)


En diciembre del año 2019 inicié el proyecto de ''Lámparas de Papel Maché'' hechas con materiales reciclados (botellas de plástico o vidrio, latas, diarios viejos, revistas, etc.) y descubrí un mundo maravilloso que da la posibilidad de crear algo con sentido. Hoy en día es importante desarrollar un producto o servicio que haga del mundo un lugar mejor, por eso esta tarea me incentiva para seguir el camino con la máxima determinación. Isaac Asimov, conocido por ser un prolífico autor de obras de ciencia ficción, historia y divulgación científica escribió: ''La frase más excitante que se puede oír en ciencia, la que anuncia nuevos descubrimientos, no es ''¡Eureka!'' (¡Lo encontré!) sino ''Qué curioso...'' Los seres humanos vivimos rodeados de objetos que a veces pasan desapercibidos, en mi caso particular, cuando veo una silla por ejemplo, siento cariño, porque pienso que fue creada por varias personas en distintas etapas, por tanto, esa silla tiene una parte del alma de cada una de esas personas. Me parece interesante preguntarse constantemente: ''¿Cómo se hizo este objeto?'', la gran ventaja que tiene el internet es que se puede acceder a una cantidad de libros indexados en diferentes idiomas que fácilmente se comprenden usando traductores online y el sentido común. Esta semana aproveché para investigar sobre la historia de la iluminación —teniendo en cuenta que estoy diseñando lámparas— porque la luz nos permite ver, nos estimula, informa y emociona. No existe la forma visual sin luz. Ella condiciona la manera en que percibimos el mundo y el cómo nos sentimos. En este post podrán leer todo acerca del origen y desarrollo de la iluminación. ¡Que lo disfruten!


ORIGEN Y DESARROLLO DE LA ILUMINACIÓN


La primera lámpara se inventó 70.000 a.C. y consistía en una roca ahuecada llena de musgo u otro material absorbente que se empapaba con grasa animal y se encendía.

Lámpara prehistórica.

En la Región Mediterránea y el Medio Oriente, se utilizaban conchas reales con secciones recortadas para proporcionar espacios de iluminación; años más tarde, esas conchas fueron reemplazadas por la cerámica, el alabastro o el metal. En el antiguo Egipto, en la tumba de Tutankamón, se hallaron lámparas de aceite que tenían la forma de un recipiente convencional. En el interior de algunas de ellas se encontraron dibujos con escenas de la vida cotidiana de la familia real que, al encender la lámpara, en el trasluz de la llama, creaban un efecto pintoresco y llamativo.

Lámpara hallada en la tumba de Tutankamón, Egipto.

Las lucernas o lámparas romanas se utilizaron desde la prehistoria, pero fueron los antiguos romanos quienes explotaron su producción masiva y uso generalizado para tener luz artificial. Estas lámparas se alimentaban con aceite de oliva; algunas tenían asas para poder ser trasladadas de un lugar a otro y mostraban en relieve escenas eróticas, gladiadores, motivos mitológicos o patrones florales. Con el tiempo se hicieron muy populares, porque eran relativamente baratas y se podían coleccionar.

Lucerna romana decorada con gladiadores.

En la antigua Francia se utilizaban velas fabricadas con cera de abejas. En Asia en cambio, se utilizaban velas hechas a base de grasa animal (sebo). A mediados del siglo XVIII se comenzaron a fabricar con una preparación a base de parafina, ácido esteárico (ácido sólido graso) y en ocasiones cera de abejas, aceites animales hidrogenados u otros materiales grasos. En 1780 el físico suizo Aimé Argand inventó y patentó la lámpara de Argand, que iluminaba mejor que las lámparas de aceite, porque producía una luz equivalente a 6 o 10 velas. Se caracterizaba por tener una mecha cilíndrica montada entre un par de tubos concéntricos de metal; los primeros modelos de vidrio esmerilado eran como chimeneas cilíndricas que rodeaban la mecha para estabilizar la llama y mejorar el flujo de aire. Se encendía utilizando combustible líquido (aceite de ballena), que se suministraba por un depósito montado encima del quemador. Esta lámpara se fabricó en diversas formas decorativas, era más costosa que la lámpara de aceite debido a su mayor complejidad, por lo que inicialmente fue probada por la clase alta, pero rápidamente se extendió a la clase media y, finalmente a los menos acomodados. El quinqué o lámpara de Argand se utilizó hasta mediados del siglo XIX, luego apareció la lámpara de queroseno.

Ejemplo de quinqué o lámpara de Argand.

La lámpara de queroseno apareció en el año 1859, tras el uso comercial del petróleo. Se presume que el primer fabricante fue un inventor polaco llamado Ignacy Lukasiewicz, que adaptó las lámparas que antiguamente funcionaban a base de aceite de ballena. Esta variante de lámpara se desarrolló copiando y perfeccionando algunas de las características del modelo precedente (quinqué o lámpara de Argand) buscando utilizar con rendimiento el potencial de combustión del hidrocarburo. A finales del siglo XIX, casi todas las formas de iluminación existentes dieron paso a las lámparas eléctricas incandescentes de manera generalizada.

Lámpara de queroseno.

En 1856 el inventor alemán Heinrich Geissler, confinó el arco eléctrico en un tubo de Geissler que era capaz de emitir luces de diferentes colores al producirse una descarga eléctrica en una atmósfera de gas contenida en su interior, preferiblemente de baja presión. Este invento fue clave para el desarrollo de las lámparas de sodio, vapor de mercurio, arco de xenón, MH y fluorescentes.

Ilustración de unos tubos de Geissler de un libro de física francés de 1869.

LA ILUMINACIÓN ELÉCTRICA


El principio de la iluminación eléctrica incandescente (que hace que un alambre brille intensamente enviando electricidad a través del mismo) fue demostrado en 1802 por el inglés Humphry Davy. En 1820 otro inventor inglés llamado Warren De la Rue, utilizó un filamento de platino dentro de un bulbo de cristal al que le practicó el vacío. Esta lámpara funcionó bien gracias al elevado punto de fusión del platino, pero el costo del material era muy elevado para ser utilizado masivamente en el alumbrado. Heinrich Goebel, un relojero alemán, construyó en 1854 la primera bombilla introduciendo un filamento de bambú carbonizado dentro de una botella a la que le practicó el vacío para evitar la oxidación. En ese momento no solicitó la patente de su invento, pero en 1893 fue admitido como anterior al de Thomas Alva Edison. Varios diseños de lámparas se desarrollaron en condiciones de laboratorio por otros inventores como Joseph Swan, Henry Woodward, Mathew Evans, James Bowman Lindsay o William Sawyer, pero no tuvieron mucho éxito porque duraban muy poco debido a que las altas temperaturas que provocaban la incandescencia fundían los filamentos y, finalmente, se quemaban al reaccionar con el oxígeno del aire.

Thomas Alva Edison (1847-1931) inventó la lámpara eléctrica incandescente en 1879.

LA LÁMPARA INCANDESCENTE Y EL APORTE DE THOMAS ALVA EDISON


El 21 de octubre de 1879 Thomas Alva Edison, después de probar con diversos materiales (vegetales, minerales, animales y hasta un pelo de la barba de uno de sus asistentes) consiguió un filamento basado en el carbono que alcanzó la incandescencia sin fundirse. Sellar el cristal alrededor de los alambres que proveen la electricidad al filamento y encontrar un buen material para este último, eran problemas importantes que Edison logró resolver. La bombilla que creó resplandeció durante 48 horas seguidas, pero un año antes Joseph Swan patentó una lámpara similar en Inglaterra, lo que ocasionó una disputa legal con Edison por la paternidad del invento.

En los bulbos originales que Edison y Swan inventaron, el filamento se obtenía carbonizando hilos de algodón, pero era muy frágil. Ante esta situación, Edison decidió experimentar con otro material: ''El bambú quemado'', que dio un mejor resultado al usarse con una bomba de vacío mejorada para extraer más aire fuera de los bulbos. Ningún inventor merece el crédito absoluto por la creación de la bombilla, pero cabe destacar que Thomas Edison llevó la idea del laboratorio a la comercialización, considerando no sólo problemas técnicos, sino también aspectos económicos y de producción de las lámparas.

27 de enero de 1880. Patente de una lámpara eléctrica, Thomas Alva Edison

El 4 de noviembre de 1879, Thomas Alva Edison solicitó la patente de la invención de su bombilla, tanto para el gobierno de los EE.UU como para el mundo. Esta fue otorgada el 27 de enero de 1880; en la imagen que se muestra arriba se puede observar el filamento enrollado representado en las figuras 1 y 3 (''a'' en el dibujo).


LOS INVENTORES BRILLANTES


Sin dudas el inventor que alcanzó mayor popularidad fue Thomas Edison, porque creó la primera bombilla práctica del mundo y construyó un sistema para producir y distribuir electricidad tanto a empresas como a hogares. Pero en la historia también figuran dos grandes nombres: ''Nikola Tesla'' y ''George Westinghouse'', que promovían el sistema de corriente alterna (CA). A finales del siglo XIX, estos tres hombres lucharon por defender el sistema eléctrico que se convertiría en estándar; Edison defendía el sistema de corriente continua (CC), mientras que Tesla y Westinghouse, defendían el sistema de corriente alterna (CA). Esa larga se disputa se conoció como la ''Guerra de las Corrientes''...


¡En el siguiente post desarrollaré la PARTE II de la ''Historia de la iluminación! ¡Estén atentos! ¡Cariños!





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